lunes, 15 de marzo de 2010
Control 9
La creación de un libro es el resultado de las aportaciones de distintos expertos que van desde el autor, el editor, el corrector de estilo, el diseñador, hasta el impresor y las cuales se encuentran basadas principalmente en la creatividad, imaginación, perfección, revisión y técnica especializada en cada una de las tareas realizadas.
Mas ahora es momento de profundizar en el trabajo de aquel profesional dedicado al diseño del libro, el diseñador. Es decir, la persona que se encarga de determinar las características del libro entre las que se encuentran la medida de la pagina, el tipo y tamaño de letra, la ubicación de el texto en la página, las medidas de márgenes, el interlineado, la colocación de títulos de capítulos y números de páginas, así como el tipo de encuadernación y cubierta.
Dichos detalles, que en ocasione resultan insignificantes para los lectores que acostumbran fijar su atención en el tipo de texto o narración por el cual mostrar interés, así como el escritor responsable de la obra; resultan determinantes para el resultado final, para la concepción total de una obra literaria o mejor dicho bibliográfica.
Grandes, chicos, medianos; cartulinas, mates, brillantes: 1.0, 1.5, exacto o múltiple; centrado, justificado, alineado a la izquierda o derecha; engrapados o con costuras; pasta dura o suave; de tela o papel. Las precisiones son diversas, sin embargo resultan necesarias para proporcionar al lector un buen material de lectura, del cual poder disfrutar al máximo.
Pero la labor del diseñador no se limita a dichas especificaciones, éste debe ir más allá. Es su tarea tener en cuenta el equilibrio del tema, el atractivo artístico del libro para con el lector, evitando a toda costa perder la esencia del texto, así como tomar en cuenta la cuestión económica de la editorial, que determinara el gasto que puede realizarse y con ello la viabilidad de la impresión a hacer.
Aunado a esto, el diseñador requiere hacer uso de su talento creativo para la construcción de la portada del libro, de aquella parte que debe contener todos los elementos necesarios para enamorar, atraer o bien crear curiosidad en el consumidor. Letras especiales, orden específico, ilustraciones extraordinarias y materiales acordes a lo que la escencia del texto busca infundir, son los elementos necesarios para la obtención y surgimiento de una obra.
lunes, 8 de marzo de 2010
Control 8
¿Lealtad o traición a nuestro lenguaje?
Es por todos sabido que, las lenguas y los idiomas son y han sido modificados conforme se ha presentado la evolución del hombre y de las sociedades, en el que éste se desarrolla. A tal grado que la fusión entre dichas formas de comunicación se ha vuelto un suceso inevitable, ejemplo de ello tenemos el denominado spaninglish instaurado por los habitantes latinos, con residencia en diferentes ciudades de Estados Unidos.
Sin embargo, hoy en día es muy común escuchar y más aun usar palabras como satandar, valet parkink, chat, software, coffe, pic (picture); lo que hace evidente el dominio de los denominados anglicismos (prestamos lingüísticos del inglés) en diversos aplicaciones del nuestro idioma, el español.
Si bien es cierto que no podemos resistirnos a la movilidad de las lenguas, y por lo tanto a los desplazamientos semánticos y sintácticos de los vocablos; también lo es que abusamos, tanto en México como en otros países cuyo idioma proviene de las lenguas romances, del uso de anglicismos innecesarios o bien de los cuales se tiene una gran gama de posibilidades a usar en español.
Lo anterior se debe principalmente a que se tiene la creencia de que mediante el uso de éstos es posible adquirir un valor de pertenencia o bien lograr mitigar el complejo de inferioridad que la ideología dominante nos ha querido implementar. Por lo que se puede considerar el dominio de la lengua como un punto más a favor del dominio de los poderosos. Aun que se debe estar consciente que siempre se mantendrá arraigada la variedad lingüística que permite distinguir la diversidad entre individuos y sociedades.
Es así, y sin pretender ser extremista, que resulta necesario observar, reflexionar y cuestionarnos acerca de qué papel representamos en la defensa de nuestro idioma, o bien en la contribución de la perdida y uso inadecuado de lo vasto que resulta éste.
jueves, 4 de marzo de 2010
Control 7
Revisando y arreglando
Como ya fue mencionado anteriormente, el proceso editorial conlleva una gran diversidad de procesos, que tiene como resultado final la presentación física de un libro y la publicación de la misma. Es así como la corrección de manuscritos representa una de las labores de mayor conflicto; ya que, en su mayoría, se llega a crear un enfrentamiento entre el autor del manuscrito y el corrector designado por el editor.
Dicha labor, característicamente exhaustiva, consiste en ayudar al autor a presentar el trabajo limpio, corregido, con precisión y marcadas en el las instrucciones para el tipógrafo, reduciendo las correcciones posteriores al mínimo. Así como en lograr un entendimiento con el autor, el tipógrafo, ilustrador y diseñador del libro, que resulte en una obra de arte bibliográfica.
A demás de ello el corrector que logra percibir la obra con mayor lejanía tiene la capacidad de ubicar los errores e inconsistencias del escrito, a diferencia del autor quien siempre ha de considérala perfecta. Tomando en cuenta aspectos como la legibilidad, unificación, gramática, claridad y estilo, veracidad de información propiedad y legalidad, y detalles de producción.
Es importante ser consientes que el logro final de un manuscrito es la publicación, para lo que son completamente inmutables dichos aspectos, por diferente que sea la empresa editorial en la que se dé la corrección.
La claridad y legibilidad de cada letra que conforma el manuscrito, agiliza el trabajo de tipografía, de tal forma que el tipógrafo no deba detenerse a pensar. Mientras que la unificación de la ortografía y puntuación evita que el lector se confunda por diversas formas de escritura de las palabras, la mala traducción de las palabras, el buen uso de los signos y de la puntuación; y la uniformidad en el material de apoyo, entre otros elementos.
Otros aspectos que el corrector no puede tomarse la confianza de dejar pasar es la escrutinio en cuanto a veracidad de la información contenida y el cumplimiento de propiedad, según la política editorial; así como lo referente a la nula violación de leyes nacionales o derechos de propiedad.
Siendo así indispensable no dejar pasar uno sólo de los puntos de revisión, permitiendo dar paso a la conjunción del manuscrito. Trabajo de corrección para el cual es necesario nos solo la inteligencia, curiosidad y conocimientos de cultura general, sino también la ayuda de materiales como libros de consulta (diccionarios, enciclopedias y manuales de estilo principalmente), marcadores, lápices de colores y foliadores.
Con cada una de las anteriores evoluciones y correcciones del manuscrito, es como se da el toque final del mismo, dando paso a la lectura de las pruebas galeradas (antes de la formación de páginas) y compaginadas, las cuales son sensibles a otra revisión y posible corrección, que finalmente concluirá en la impresión de los ejemplares.
Una serie de pasos, que si bien pueden resultar no tan complejos, que requieren atención total e inmediata, no solo del corrector y del autor, sino también en ocasiones del editor. Resultando de ellos una buena obra, por lo menos en cuanto a procesos editorial y de corrección, se refiere.
Control 6
Grandioso resulta ser el
desarrollo editorial.
La creación de cualquier obra literaria lleva a cuestas más allá del proceso de escritura, impresión y publicación de un libro. Se trata de todo una gama compleja de actividades y relaciones, sin las cuales no sería posible la realidad del libro como estamos acostumbrados, ni siquiera parecido.
Autor, manuscrito, editor, son los pilares básicos sobre los cuales se lleva a cabo la confección de un libro. Más cabe señalar algunos cuantos aspectos fundamentales de los que no se tiene mucha conciencia. Empezando por la casa editorial, que sin importar la magnitud de la misma, es la que resguarda todo el proceso que transforma la idea en libro, que no podría ser posible sin el seguimiento, al pie de la letra, del proceso editorial.
Desde la búsqueda de los autores y manuscritos, carga que en ocasiones es aligerada por los buscadores de textos, los agentes literarios o promoción de premios; hasta el financiamiento necesario, que en su mayoría se resuelve a través de los préstamos de capital, para sustentar la publicación y reproducción de ejemplares.
Más en la sociedad actual, donde el libro no tiene un predominante lugar, quien se puede imaginar la odisea de la que se ha de tratar poder un libro en una estantería poder posicionar. Combinación de mentes e ideas, conjugación de esfuerzos y, claramente, la intervención de algunos cuantiosos ceros, han de logran que por un momento nos centremos en aquellos instrumentos gracias a los cuales, por medio de sus hojas, párrafos, frases, palabras y letras; obtendremos miles de experiencias tan solo concebibles mucho más allá de la imaginación.
Orden, planeación, disciplina, empeño y el uso de la experiencia, ya sea propia o ajena, permiten que se obtenga obras tan maravillosas que, sin considerar la excelencia de su contenido literario, siempre darán a conocer lo que es posible forjar con la unificación de fuerzas tanto intelectuales como físicas.
De la Enciclopedia de la Real Academia, a los best-sellers, tanto ingleses como norteamericanos; así como del Capital a los mundialmente reconocidos libros de autoayuda, existen diferencias exorbitantes no solo intrínsecamente, intelectualmente y esencialmente.
Mas es necesario reconocer, que si bien los contenidos de estos pueden variar, los procesos que sufrieron y los que los lograron plasmar de la mente del autor a un libro en las manos de un lector, son esencialmente los mismos. Ya que, por mucho que cueste trabajo aceptar, el proceso editorial siempre las mismas bases contendrá para lograr un maravilloso libro poder publicar.
Control 5
¿Riesgo financiero la empresa editorial?
La inversión que representa la empresa editorial va más allá de lo que la mayoría consideramos, ya que no se limita a la paga del autor, de las impresiones y de las producciones bibliográficas; sino que se trata de una serie gastos tanto en las personas que interviene en el procesos de creación-edición de las obras (como lo son el actor, traductor, ilustrador, editor), de producción de las mismas (vendedores, publicistas, libreros, etc.) así como en lo materiales para elaborarlas (tintas, papel, entre otras).
Es por ello que la mayoría de las veces se busca la reducción de costos, la incrementación de ingresos y la obtención de ganancias; lo cual, aun cuando en teoría no parezca muy complejo, en la práctica, como en la mayoría de los casos, nos presenta otra versión.
Inversión de capital, edición de ejemplares, venta de libros, honorarios por pagar, y otros tantos problemas son el factor común de la mayoría de las empresas editoriales, sin importar la nacionalidad o lugar en donde se encuentran establecidas las mismas. Por lo que es necesario llevar a cabo una buena planeación sobre los costos, ingresos y ganancias que puedan surgir.
Por lo que se cuenta con dos formas principalmente de observar los costos editoriales. La primera consiste en llevar un registro minucioso de lo que ocurre en cada etapa del proceso, clasificando los costos en de preparación editorial, manufactura, comercialización y distribución; y una segunda usado por el editor precavido, por medio de la cual se determina la cantidad de ejemplares ser impresos, el precio al menudeo y el pago de honorarios al autor, agrupando los gastos en costos automáticamente variables (derechos de autor, imprenta, materiales, almacenamiento y empaquetado), costos no variables (preparación editorial, composición de originales), costos de promoción y costos generales. Mientras que por su parte los ingresos se hallan determinados por factores más allá de los percibidos superficialmente, como lo son el precio al público, la cantidad de ejemplares vendidos, los descuentos a librerías y otros clientes y los costos eventuales de comercialización.
Aun cuando, cabe señalar que dichos elementos deben de ser integrados, lo que genera diversos conflictos por presentarse, en su mayoría favorecimientos para uno y no para el otro. Por lo que se considera un genio editorial aquel que tenga la visión y capacidad de determinar cantidades y reducir precios, obteniendo mayores ganancias. Ante lo que se dice que los costos por copia se reducen en proporción al aumento del tiraje.
Así como la complicación anterior, se presentan distintas relacionadas con los costos y ganancias, y con los cálculos de estos. Además de tomar en cuenta la recupera con del dinero invertido, lo cual no puede dejarse sin considerar, a menos de que se trate de una edición con tintes de beneficio social.
Quedando solamente un punto más por resaltar, el cual aun cuando en nuestra sociedad o realidad no sea tan evidente o reconocible, bebería considerarse una característica a cumplir. El crédito editorial, el cual se refiere a aquel apoyo que debe ejercer el estado con la industria editorial, considerándola, no sólo con como una posibilidad de creación de empleos sino también, como un beneficio social que más tarde será representado en individuos más capacitados y desarrollados intelectualmente hablando. Lo que no será posible sin una inversión a largo plazo, con intervención estatal, que tenga como resultado mayor producción de libros más económicos y por tanto mayos acceso a los mismos.
