Grandioso resulta ser el
desarrollo editorial.
La creación de cualquier obra literaria lleva a cuestas más allá del proceso de escritura, impresión y publicación de un libro. Se trata de todo una gama compleja de actividades y relaciones, sin las cuales no sería posible la realidad del libro como estamos acostumbrados, ni siquiera parecido.
Autor, manuscrito, editor, son los pilares básicos sobre los cuales se lleva a cabo la confección de un libro. Más cabe señalar algunos cuantos aspectos fundamentales de los que no se tiene mucha conciencia. Empezando por la casa editorial, que sin importar la magnitud de la misma, es la que resguarda todo el proceso que transforma la idea en libro, que no podría ser posible sin el seguimiento, al pie de la letra, del proceso editorial.
Desde la búsqueda de los autores y manuscritos, carga que en ocasiones es aligerada por los buscadores de textos, los agentes literarios o promoción de premios; hasta el financiamiento necesario, que en su mayoría se resuelve a través de los préstamos de capital, para sustentar la publicación y reproducción de ejemplares.
Más en la sociedad actual, donde el libro no tiene un predominante lugar, quien se puede imaginar la odisea de la que se ha de tratar poder un libro en una estantería poder posicionar. Combinación de mentes e ideas, conjugación de esfuerzos y, claramente, la intervención de algunos cuantiosos ceros, han de logran que por un momento nos centremos en aquellos instrumentos gracias a los cuales, por medio de sus hojas, párrafos, frases, palabras y letras; obtendremos miles de experiencias tan solo concebibles mucho más allá de la imaginación.
Orden, planeación, disciplina, empeño y el uso de la experiencia, ya sea propia o ajena, permiten que se obtenga obras tan maravillosas que, sin considerar la excelencia de su contenido literario, siempre darán a conocer lo que es posible forjar con la unificación de fuerzas tanto intelectuales como físicas.
De la Enciclopedia de la Real Academia, a los best-sellers, tanto ingleses como norteamericanos; así como del Capital a los mundialmente reconocidos libros de autoayuda, existen diferencias exorbitantes no solo intrínsecamente, intelectualmente y esencialmente.
Mas es necesario reconocer, que si bien los contenidos de estos pueden variar, los procesos que sufrieron y los que los lograron plasmar de la mente del autor a un libro en las manos de un lector, son esencialmente los mismos. Ya que, por mucho que cueste trabajo aceptar, el proceso editorial siempre las mismas bases contendrá para lograr un maravilloso libro poder publicar.

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