lunes, 8 de marzo de 2010

Control 8

¿Lealtad o traición a nuestro lenguaje?

Es por todos sabido que, las lenguas y los idiomas son y han sido modificados conforme se ha presentado la evolución del hombre y de las sociedades, en el que éste se desarrolla. A tal grado que la fusión entre dichas formas de comunicación se ha vuelto un suceso inevitable, ejemplo de ello tenemos el denominado spaninglish instaurado por los habitantes latinos, con residencia en diferentes ciudades de Estados Unidos.

Sin embargo, hoy en día es muy común escuchar y más aun usar palabras como satandar, valet parkink, chat, software, coffe, pic (picture); lo que hace evidente el dominio de los denominados anglicismos (prestamos lingüísticos del inglés) en diversos aplicaciones del nuestro idioma, el español.

Si bien es cierto que no podemos resistirnos a la movilidad de las lenguas, y por lo tanto a los desplazamientos semánticos y sintácticos de los vocablos; también lo es que abusamos, tanto en México como en otros países cuyo idioma proviene de las lenguas romances, del uso de anglicismos innecesarios o bien de los cuales se tiene una gran gama de posibilidades a usar en español.

Lo anterior se debe principalmente a que se tiene la creencia de que mediante el uso de éstos es posible adquirir un valor de pertenencia o bien lograr mitigar el complejo de inferioridad que la ideología dominante nos ha querido implementar. Por lo que se puede considerar el dominio de la lengua como un punto más a favor del dominio de los poderosos. Aun que se debe estar consciente que siempre se mantendrá arraigada la variedad lingüística que permite distinguir la diversidad entre individuos y sociedades.

Es así, y sin pretender ser extremista, que resulta necesario observar, reflexionar y cuestionarnos acerca de qué papel representamos en la defensa de nuestro idioma, o bien en la contribución de la perdida y uso inadecuado de lo vasto que resulta éste.

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